Belladona...

...deriva de Atropos la inevitable hija de la noche y Erebeo, la más vieja de las tres parcas encargadas de cortar el hilo de la vida. Las damas romanas usaban su jugo para embellecer su mirada, se vincula a una hechicera encantadora a la que es peligroso mirar, los sacerdotes romanos la bebían antes de hacer las súplicas de victoria a la diosa de la guerra. En las bacanales se mezclaba con vino y las ménades de las orgías dionisiacas, se arrojaban con los ojos dilatados a los brazos de los hombres que adoraban a este dios, o bien con los ojos de fuego, caían entre los hombres para despedazarlos y comérselos...

lunes, 21 de mayo de 2007

Esperando el autobús

Ajena al mundo, feliz y con banda sonora. La miro, me mira, a veces solo existe por mí y yo solo me muero por ella; me envuelve y entro en otro mundo, lo mundano queda en segundo plano y mi mente vuela, recuerdos vienen a mí, memorias infinitas, la realidad se paraliza mientras desaparece entre los mástiles de la ciudad para reaparecer por cualquier rincón cuando menos me lo espero y provocarme una sonrisa inocente.

Pájaros de hierro intentan tocarla cada noche, pero no pueden igualarla, han querido conquistarla, no valió la pena, a mi no me la venden y aunque pises sus entrañas jamás podrán controlar su magia, mi magia.

Ahí donde estuvo su haz, solo hay oscuridad, no estaría mal una oscuridad absoluta y temporal para admirarla en todo su esplendor junto a sus luciérnagas estrelladas que la acompañan cada noche aunque no se dejen ver; al igual que ella.

Ciertas noches no sale a pasear para dejarnos reflexionar, se cuando no está, cada noche la busco o ella me encuentra. Y mientras aquí sigo esperando el autobús, después de volar sin alas...vuelvo al
mundo real.

1 comentario:

Anónimo dijo...

te explicaste perfectamente...
Saludos